EL OJO

EL OJO

Cubículos 053

Hace años, cuando era un tierno escolar, más o menos allá por la prehistoria, sucedió algo muy curioso en el aula, que hizo que toda la clase se partiese de risa. Lo cierto es que en aquella aula, sucedían muchas cosas. Esta es solo una de ellas.

Estábamos en la clase de física, corrigiendo unos problemas. Para su corrección, el profesor llamaba a la pizarra a un compañero o compañera y este, hacía un esquema, traduciendo en imágenes el supuesto literario que narraba el problema, y transcribiendo los datos numéricos. El problema del día era sobre óptica y ángulos de reflexión. En los problemas de óptica, para ilustrar, solíamos dibujar esquemáticamente un ojo.

El compañero, ese día, salió a la pizarra, hizo el esquema pero se le olvidó dibujar el ojo, debido a los nervios de verse ante toda la clase. El profesor le comentó:

— Pon el ojo.

A lo que él, ni corto ni perezoso, acercó su rostro a la pizarra y aplicó el ojo en esta, produciéndose la carcajada general y el consiguiente sonrojo del compañero.

A modo de complemento diré que este compañero, excelente amigo, años más tarde se doctoró en física. No esperéis ninguna moraleja. Fue un momento divertido, protagonizado por una persona muy inteligente, que ese día, se dejó dominar por el nerviosismo y cierta timidez. Una anécdota, tonta, para recordar con cariño, que alegró por unos instantes una calurosa tarde en un aula de uno de tantos centros escolares diseminados por nuestra geografía.

10 respuestas a “EL OJO

  1. Veronica 16 May, 2014 / 11:05

    Literalmente obediente. ¿Para qué? Para ser recordado y con una sonrisa. 😀

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    • salvela 16 May, 2014 / 17:11

      Pues sí. Lo cierto es que no he penetrado en el fondo de la anécdota, en lo que hay detrás de ella. ¿Puede ser una educación excesivamente represiva? Lo digo por lo de la literalidad de la respuesta.

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  2. chus 16 May, 2014 / 11:05

    Gracias por compartirla, me has hecho recordar alguna anécdota que viví en esa, también para mi, época prehistorica… y no te digo nada si empiezo a a recordar las de la mili, me pongo en plan abuelo cebolleta y ya no hay quien me pare 🙂

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    • salvela 16 May, 2014 / 17:09

      Pues no lo dudes. No te pares y a recordar…. y quien no quiera que no lea. Un abrazo.

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  3. Rotze Mardini 16 May, 2014 / 17:27

    A cualquiera le puede dominar los nervios en publico. jejeje
    Bonita anécdota.
    Gracias por compartirla.
    Un fuerte abrazo. 🙂

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    • salvela 16 May, 2014 / 17:49

      Pues sí. A mi me pasó el otro día, pero es otra historia. Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.

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  4. Aquileana 17 May, 2014 / 14:29

    Una anécdota sugestiva porque valida aquella hipotesis que los genios son malos alumnos o poco «despiertos» de pequeños, claro y solamente entonces.
    Un beso Josep,
    Aquileana 😉

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    • salvela 18 May, 2014 / 8:25

      Bueno, en este caso, justo es reconocer que era un buen alumno, constante y trabajador. Tal vez sería más correcto aplicar eso de que el esfuerzo da sus frutos. Digamos, por poner alguna pega, que lo único que tenía era cierta timidez en algunas situaciones.

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  5. Juan 17 May, 2014 / 15:24

    Observo la imagen que ilustra la entrada y leo ésta buscando alguna relación. No la encuentro y sigo queriendo encontrar algún vínculo entre imagen y texto. No lo encuentro. En todo caso, me gusta lo que leo y me hace recordar. Saludos

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    • salvela 18 May, 2014 / 8:28

      Realmente no la hay. La puse porque me pareció una buena metáfora de ese tedio de algunas tardes en el aula, después de comer.

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