FRONTERA de Manuel Pérez

FRONTERA DE Manuel Pérez

Reportaje novios 021

El Jueves, 20 de Febrero, Dimas, S. L. asociación de reinserción laboral, organizó el pase de la película Frontera de Manuel Pérez. Esteve Pineda, director de Dimas, presentó la película y al equipo que participó en ella. El acto tuvo lugar en el Teatre de Ponent de Granollers.

Frontera, que apunto como excelente película, es la primera cinta de ficción española y catalana rodada en una prisión, con personal residente. Se trata de un proyecto dentro de la actividad teatral que se lleva a cabo. En Quatre Camins, recinto cercano a Granollers, hay un grupo de teatro, Teatrodentro, formado por personas privadas de libertad. Este proyecto es una de esas cosas positivas que se dan dentro de los programas penitenciarios para rehabilitar, sociabilizar, culturizar… en definitiva buscar el beneficio de las personas, que por diversas circunstancias ocupan las instalaciones. Y funciona.

De este grupo nació la posibilidad de realizar una película de ficción, con los condicionantes propios de privación de libertad. El resultado material ha sido Frontera. Los resultados no materiales e incuantificables, de eso nos estuvieron hablando un rato, tras la proyección del film, se los lleva cada persona en su mochila. Algo en lo que coincide el equipo técnico es en que recibieron mucho más, de esta experiencia, de lo que dieron.

La película, con tonos de cine negro, un acierto el empleo de la tonalidad de color, narra el encierro de varias personas, reclusos y visitantes, en un módulo de la prisión, debido a una alerta. En este espacio en que unas personas son obligadas a convivir durante unas horas, estallan las tensiones. Y aquí tenemos uno de los grandes aciertos del film, tanto en su guión como su dirección y planificación. No hay asesinatos, no hay arquetipos, no hay grandes discursos… todo se reduce a las tensiones propias de las relaciones entre las personas, de su historia personal, de su carácter, de su necesidad de afecto y comprensión. Los discursos dejan paso a las miradas, los silencios, las preguntas sin respuestas, los reproches, las pequeñas explosiones, el arrepentimiento y la solidaridad.

El final, brutal, sin ningún aspaviento, más allá de la voz impersonal del funcionario que cumple con las normas: “Salgan y no se detengan; salgan y no se detengan.”, tal vez, sin pretenderlo, se ha convertido en una metáfora de estos tiempos que corren. Los visitantes, una vez controlada la anomalía, salen del recinto, y los reclusos, quedan atrás, condenados a su día a día monótono.

Personalmente considero que si un film como este pasa desapercibido, a pesar de la recepción de varios premios, es que el cine español está enfermo.

Como comenté, tras la proyección, Dimas S L, organizó una pequeña charla con el director, Manuel Pérez; dos de los protagonistas de la cinta, Juan Carlos Aparicio y Carlos Guzmán y la actriz Eva García, directora de Transformas.

En la charla hablaron de lo que había significado el film para ellos y del método de trabajo que habían seguido, a partir de una idea, de unas condiciones y de un texto que se adaptó a las características de los actores y actrices no profesionales.

Mi conclusión: Menos prisiones y más proyectos cívicos.