Urdangarín y el surrealismo

Publico este artículo, que tenía guardado y que en su día no publiqué, y que viene al caso por los nuevos datos que se conocen de la Borbón.
El otro día asistía a la declaración/comunicado en que el estafador Urdangarín eximía de responsabilidades a su familia política: el señor puesto a dedo por un dictador, por lo que lo considero heredero político de un régimen totalitario, represivo y asesino y de sus vástagos, uno de ellos, recordemos que ocupará un cargo por derecho de nacimiento, obviando la declaración de igualdad que se recoge en la constitución y atentando, por la fuerza, contra la dignidad humana en pleno siglo XXI.
En ella decía, que su familia política no había actuado en favor de sus trapicheos, cosa que no me creo. Demasiada oscuridad hay en torno a las finanzas de esta familia, así como de sus amistades, banqueros corruptos y otras especies de terroristas económicos y sociales.
En esta misma declaración se decía que su familia política, que se había mantenido al margen de sus actividades delictivas, le había conminado a dejar sus turbios asuntos. Si se lo habían aconsejado y se había producido alguna discusión familiar en torno a estos, quiere decir que los conocían y los habían encubierto, si se quiere, utilizaremos el eufemismo de no haberlos denunciado.
Se me dirá, usted, habría actuado igual con cualquier miembro de su familia. Mi respuesta es que sí; yo, y seguramente un alto porcentaje de ciudadanos. Haríamos mal, pero a diferencia de esta familia que tiene unos derechos, con los que no soñamos el resto de los que los sufrimos y pagamos sus caprichos, el resto de los ciudadanos de este país jugamos sin paraguas. Es precisamente por esto, la alta protección de que gozan, y por ser quienes son, tendrían que haber asumido las consecuencias y haberlo denunciado, entregándolo a la justicia, a él y a su vástaga. No creo en los derechos de nacimiento, pero no puedo luchar contra ellos, pero ya que los tienen por imperativo legal, también se debe de proceder con mayor dureza contra la podredumbre de tan ejemplar familia que contra la de cualquier otra familia que no tiene la suerte de haber nacido con derechos políticos y sociales heredados. Al no haber extirpado la podredumbre de su casa y no haber denunciado, son tan culpables como lo es el arribista de Urdangarín y tienen la obligación de presentar su dimisión como principales responsables de este sistema político podrido, que no da más de sí para el bien común, quiero decir. Evidentemente que el sistema aún da para enriquecerse, ser más vil y hundir, aún más, en la miseria a la mayoría de la población, que acepta sumisa, su corrupción, su burla y su posición política por imperativo legal.
Postdata: Una de las pocas noticias, a parte de que sus cuentas sean intervenidas y juzgadas sus actividades económicas ilegales es la de su abdicación.