LAS TOMADORAS DE SOL

LAS TOMADORAS DE SOL

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Las tomadoras de sol pertenecen a la especie Homo Sapiens Sapiens. Dentro de esta especie se caracterizan por su atuendo, bañador o bikini, que utilizan de una manera muy peculiar, según las circunstancias. Toalla y sombrilla son opcionales, dependiendo de la modalidad que practiquen: aficionada, profesional o extrema. Entre el Homo Sapiens, podemos encuadrarlas en el género femenino, debido al desarrollo de sus glándulas mamarias y a la ausencia de genitales externos, observada en un cien por cien de los individuos estudiados, combinando los métodos de la observación directa y la inspección táctil, siempre con el consentimiento del objeto de estudio y siguiendo los protocolos que rigen en los estudios de seres vivos con inteligencia y capacidad de comprensión legislativa, aunque, como científico, he de advertir, que en algunas inspecciones táctiles no se les informó correctamente de los artículos relativos a la experimentación con seres vivos inteligentes, pero eso no anula la validez de las observaciones referidas. He de decir que el objeto de estudio, también mostró interés en un reconocimiento táctil del estudioso, incluso, para mi sorpresa, en buen número de casos, su curiosidad les hizo experimentar con los orificios hallados en su cuerpo, cosa a la que, como científico ávido de saber, no me negué. Si por ésta interactuación soy expulsado de la comunidad científica, he de decir que no me importa, y mucho menos después de haber investido como Doctor Honoris Causa a un parásito paleto como Felipe el “preparao”. Me niego a mostrar pleitesía a este tipo de gentuza.

Tras esta introducción, aquí va uno de mis relatos con una de esas tomadoras de sol. Un día, vigilaba a un objeto de estudio. Por sus aptitudes y hábitos, su práctica era profesional, y se iniciaba en la extrema. Prescindía de sombrilla, que es el primer paso hacia la extrema, pero conservaba la toalla y se untaba la piel de protector solar. Prescindía del sujetador pero conservaba una mínima braguita. Yo estaba atento a sus movimientos, por si en un momento dado, se salía de la toalla y había que acudir en su auxilio. Era admirable la técnica que aplicaba al distribuir la protección solar en sus pechos, cómo se la distribuía por la caída y el cuidado que aplicaba en los pezones. Me quedé enamorado del arco que formaba para aplicarse crema en la espalda, con una pericia que solo se consigue con años de experiencia y duro entrenamiento. No dejó ni un solo poro de su espalda por cubrir, y además con una distribución perfecta. Luego las piernas, unas piernas largas e interminables acabadas en unas uñas pintadas de azul. Al acabar su preparación, dejó el bote en una cuca y colorida bolsita de punto y se estiró para iniciar su práctica en decúbito supino. En ese momento me acerqué a ella, pues corría un grave peligro.

— Perdone, pero no he dejado de observar que no se ha aplicado crema solar en las orejas.

— ¿Eso es importante?

— Aunque ínfima, está dejando una pequeña, y debo añadir que sabrosa, parte de su cuerpo sin protección. Debe de saber que el número de cánceres de piel iniciado en las orejas ha crecido en los últimos años.

— Muchas gracias por la información, — estiró un brazo y tomó el pote de crema de la bolsita.

— Permítame, — tomé el bote, me puse en las manos y se las extendí por las orejas, dibujándolas con mis dedos. Ella dejó escapar un gruñidito de placer, como el ronroneo de un gatito.

— ¿Es usted masajista profesional?

— Depende de lo que entienda por masajista profesional. Si se refiere a terapeuta, no. En absoluto.

— Y ¿Cómo entiende usted el ser un masajista?

— Digamos que me defiendo con las carantoñas eróticas. — Bajé mis manos hacia su cuello, que me acarició con la vibración de su voz.

— Eso suena muy bien, pero ¿qué diría mi pareja?

— Yo no soy celoso, y si él tampoco… — alargué la última sílaba hasta convertirla en un susurro gutural mientras una de mis manos se deslizaba hacia su pecho, suavemente… y aquí lo dejaremos. Eso forma parte de otro estudio.

21 respuestas a “LAS TOMADORAS DE SOL

  1. lurda55 21 septiembre, 2014 / 9:49

    Bueno, bueno,creo q le hemos puesto crema, con la imaginación, todos y todas…pero sólo en las orejas :-). Para ir mas abajo, seria cuestión de gustos, pero, en plena playa un poco mal, no?. Q te ha hecho Felipe el preparao, q ni aquí lo olvidas…Besos

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    • salvela 22 septiembre, 2014 / 9:08

      Vamos por partes. No tengo imaginación. Admito que ir más abajo es cuestión de gustos, pero ¿en la playa? Es una gozada, un lujo sin igual, un espacio único. Y de los beneficios que comporta… ni te hablo: Subidón de la autoestima, un placer que va más allá del momento, una sensación de paz interior…. Y en cuanto a un señor que no ha salido elegido democraticamente y que se le allana el camino con legislación exprés, en claro agravio comparativo con asuntos más importantes y urgentes… que quieres que te diga, parafraseando a Serrat, entre ese tipo y yo hay algo personal. Besos. Esèro que hayas disfrutado del relato.

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    • salvela 22 septiembre, 2014 / 9:11

      Mi natural modestia me lo impide, ahora bien, si hay dinerillo de por medio, para la investigación, claro.

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  2. Veronica 21 septiembre, 2014 / 10:13

    Y lo mejor de todo es que has conservado el rigor científico. 😉 Besos intensos.

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    • salvela 22 septiembre, 2014 / 9:12

      En ocasiones hasta provoco incendios, a poco que me descuide. Besos

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  3. Toni (Autotomía) 22 septiembre, 2014 / 7:43

    Las tomadoras de sol y el ponedor de cremas… No sé si esto lo he visto en alguna portada de un VHS escondido por algún lugar. 🙂

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    • salvela 22 septiembre, 2014 / 9:13

      Si algún día se deciden a hacer una película sobre mi vida, obligatoriamente habrá de ser para adultos o tendrán que salir muchas abejitas y flores.

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  4. etarrago 22 septiembre, 2014 / 17:06

    Me he partido de risa, científicamente claro.

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  5. sumisope 27 septiembre, 2014 / 10:11

    Excelente estudio y mejor apreciación de los encantos de la tomadora de sol.
    Saludos 🙂

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  6. Benjamín Recacha García 28 septiembre, 2014 / 20:46

    Tú siempre tan entregado al conocimiento y tan sacrificado por el bien de la humanidad. De cuántos melanomas habrás salvado a individuos hembra de Homo Sapiens… Eres un santo, no hay duda.

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    • salvela 28 septiembre, 2014 / 21:08

      Que se le va a hacer. Todo por el bien de la humanidad, y la ciencia. Un abrazo. Te comunico que eres uno de los perjudicados o beneficiados, según se mire, por los caprichos de la configuración. No sé, a santo de qué, a algunos de los bloggs que sigo no les puedo dar al me gusta, así que los tuiteo. El tuyo es uno de los beneficiados/èrjudicados. Un abrazo.

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      • Benjamín Recacha García 28 septiembre, 2014 / 21:13

        A mí me pasó lo mismo durante unos días, no acabé de comprender el motivo. Sospecho que quizás era cosa del antivirus.

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