LA CUNA
Cuentan que los médicos tuvieron metido al genocida, durante sus últimos días, en una cuna para que no estirase la pata. Parece ser, que dada su corta talla, pues era un jodido enano, hubieron de fabricarle una cuna especial a tal efecto.
Según las crónicas oficiales, fue durante una visita de pleitesía de su protegido, el Borbón, que debido a su proverbial torpeza se rompió la cuna, al tropezar este con su propio zapato. De su torpeza dan fe las múltiples caídas habidas en sus patéticas prácticas deportivas, coreadas por los pelotas del régimen, las prácticas deportivas, no la caídas ni su torpeza.
Otra versión, seguramente interesada y propalada por malas lenguas, que haberlas siempre haylas, decía que la cuna del enano genocida había sido rota exprofeso por el Borbón, ávido de abrazar el poder que, el tirano, le dejaba en heredad. Dicen que, una vez se hubo asegurado las felaciones del clero, el ejército y los políticos, no dudó en presentarse en los aposentos y destrozar la cuna, de manera que el genocida estiró la pata para alegría de represaliados y sus familiares. Seguramente la misma con la que se celebrará el óbito de su sucesor.
¡Qué buen texto!
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Agradezco el comentario. Celebro que te haya gustado. Gracias por pasarte por aquí
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Jope con la cuna, precioso relato. Un gran abrazo
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Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.
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Excelente relato.
Un fuerte abrazo.
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Gracias. Celebro que te haya gustado. Un abrazo.
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Siempre he oído decir que Las Islas Afortunadas, reciben este nombre porque allí el genocida, murió una hora antes.
Salud
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Muy bueno. Gracias por tu visita.
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